- Precisamente ahora está vacante el sillón de Don Benito el Garbancero. Valle Inclán
- A Martín le invadió una alegría muy grande. Cela
- Me viene ahora el recuerdo de las noches en la calle de Aribau. Carmen Laforet
- ¡Ya podía haber llegado una contestación de Londres! Max Aub
- Se le iluminó de claridad dorada toda la cabeza. Ramón Pérez de Ayala
- Añade muy poco a la virtud la carencia de vicios. Antonio Machado
- Entre la luz íbamos ciegos. José Hierro
- Lo encontraron a la mañana siguiente, muerto entre sus ovejas... Alejandro Casona
- Daniel, el Mochuelo, escuchaba las palabras del Moñigo todo estremecido y anhelante. Miguel Delibes
- Acabo de tocar una de las notas esenciales de la novela policíaca: su carácter estrictamente intelectual. P. Laín Entralgo
- Yo he optado resueltamente por esta segunda operación. J. Ortega y Gasset
- ¡Líbralos, Señor, de todo mal! Alejandro Casona
- Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Juan José Arreola
- Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos. Constitución Española
- Y aquí, en la callejita, suena el ruido argentino, alegre, de los martillos sobre el yunque. José Martínez Ruiz, Azorín
- Odilia se paseaba por los caminos del monte con su escopeta y su perro «Plutón». Pío Baroja
- Se insultaban el picador y el contratista con amistosa tranquilidad. V. Blasco Ibáñez
- Después de muchos siglos, el hombre se ha convertido también en un fabricante de monstruos. Manuel Vicent
- A mí no me gusta nada todo ese rollo de la novela negra. M. Vázquez Montalbán
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