domingo, 2 de marzo de 2014

Ejercicios de la oración simple


  1. Precisamente ahora está vacante el sillón de Don Benito el Garbancero. Valle Inclán
  1. A Martín le invadió una alegría muy grande. Cela
  1. Me viene ahora el recuerdo de las noches en la calle de Aribau. Carmen Laforet
  1. ¡Ya podía haber llegado una contestación de Londres! Max Aub
  1. Se le iluminó de claridad dorada toda la cabeza. Ramón Pérez de Ayala
  1. Añade muy poco a la virtud la carencia de vicios. Antonio Machado
  1. Entre la luz íbamos ciegos. José Hierro
  1. Lo encontraron a la mañana siguiente, muerto entre sus ovejas... Alejandro Casona
  1. Daniel, el Mochuelo, escuchaba las palabras del Moñigo todo estremecido y anhelante. Miguel Delibes
  1. Acabo de tocar una de las notas esenciales de la novela policíaca: su carácter estrictamente intelectual. P. Laín Entralgo
  1. Yo he optado resuelta­mente por esta segunda operación. J. Ortega y Gasset
  1. ¡Líbralos, Señor, de todo mal! Alejandro Casona
  1. Señora ama de casa: convierta usted en fuerza motriz la vitalidad de sus niños. Juan José Arreola
  1. Este derecho no podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos. Constitución Española
  1. Y aquí, en la callejita, suena el ruido argentino, alegre, de los martillos sobre el yunque. José Martínez Ruiz, Azorín
  1. Odilia se paseaba por los caminos del monte con su escopeta y su perro «Plutón». Pío Baroja
  1. Se insultaban el picador y el contratista con amistosa tranquilidad. V. Blasco Ibáñez
  1. Después de muchos siglos, el hombre se ha convertido también en un fabricante de monstruos. Manuel Vicent
  1. A mí no me gusta nada todo ese rollo de la novela negra. M. Vázquez Montalbán

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